George vs. El Dragón
La dura batalla de George Karl contra su cáncer de garganta y cuello
ESPN.com
Rick Reilly/ESPN
El coach está siendo sometido a un tratamiento de seis semanas por cáncer de cuello y garganta.
DÍA 17:
Martes 9 de marzo, 7:30 a.m. -- El entrenador de los Denver Nuggets, George Karl, se pone la boquilla y el casco, y se prepara para una brutal sesión de 15 minutos, pero no estamos hablando de fútbol Americano. Estamos hablando de radiación para combatir el cáncer.
Estamos en el Swedish Medical Center de Denver. El casco es blanco y de un material que se adapta a la forma de la cabeza de Karl. Está cubierto de cruces rojas, como un arquero de hockey. Se recuesta con sus 283 libras sobre la mesa y los técnicos le colocan la máscara sobre la cara. Nunca sabré como hace Karl para respirar. Aseguran sus miembros y le piden que con ambas manos agarre una dona azul para que de esa manera ninguna parte de su cuerpo se mueva. Parece un Hannibal Lecter a punto de recibir la inyección letal.
"Te da un poco de claustrofobia", dice el entrenador de 58 años detrás de la máscara. "¿pero qué voy a hacer? ¿Irme?". Entrenar a los talentosos pero irregulares Nuggets ya era algo complicado, y ni hablar si lo tienes que hacer mientras padeces de cáncer de garanta y cuello, pero eso es lo que Karl está intentando hacer. Todos le dicen que no es posible, y hoy quizá empiece a creer que tienen razón.
Acaba de pasar tres de las seis semanas de tratamiento. La parte interna de la boca está en llamas, como si recién acabase de comer una porción de pizza extra picante, siente palpitaciones en la cabeza y sus ojos están hundidos. Karl tiene la apariencia de una persona que debería estar tendida en una camilla, no en la banca de una cancha.
"George, esto se complicará cada vez más", le dice una enfermera. "No vas a tener ánimo para ir a trabajar". Evidentemente, no conoce a George Karl.
Me muestra muchas cosas que no quiero ver. Lo hace porque quiere que la gente sepa exactamente cómo es. Quiere quitar el miedo y el misterio que atrapa a la gente.
SDe repente, la enorme máquina gira como si fuese un Transformer gigante, de un lado hacia el otro, como si estuviese decidiendo de qué manera comerlo. Después, descarga toda su ira con los ganglios linfáticos de la garganta y el cuello. Le ocasiona una erupción roja que le está cubriendo la cara, el pecho y la espalda. Me muestra. Me muestra muchas cosas que no quiero ver. Lo está haciendo porque quiere que las personas sepan exactamente qué es esto. Quiere sacarle el misterio y el miedo que rodea a esta enfermedad.
"Es buena señal que haya una erupción", dice el técnico. "Significa que la radiación está haciendo efecto".
"No es tan malo", murmura Karl, quien apenas puede hablar. "Hay un muchacho aquí que ni siquiera puede apoyar la cabeza en la almohada".
Karl absorbe los peores 15 minutos de la maquina todos los días de la semana, salvo los miércoles, cuando lo hace durante 30.
Después, va a trabajar.
8:15 a.m. -- El entrenador en el puesto siete con la mayor cantidad de victorias en la historia de la NBA toma un vaso de agua y mira una grabación de los Minnesota Timberwolves antes del juego de la siguiente noche.
Pero no estamos en su oficina. Y el agua pasa a su estomago por medio de una sonda en el intestino. Y la sonda por la que pasa la droga de nombre Erbitux, una para combatir el cáncer, entra por el brazo izquierdo que esta sobre la laptop en la que está intentando mirar el partido. No, no estamos en su despacho, estamos en el laboratorio de quimioterapia del Swedish. Tiene que pelear esta enfermedad de todas las maneras posibles.
Si hubiese una lista de entrenadores lesionados, Karl ocuparía los cinco primeros puestos de esa lista. Él no va a subirse al avión del equipo esta tarde para ir a Minnesota. No va a entrenar al equipo en ese juego. Para un tipo tan controlador como Karl, es una tortura.
"Me levanté hoy pensando en todas las cosas que podrían salir mal", dice, sonando como si tuviese la boca llena de sal gruesa. "De hecho, realmente ni me desperté. Apenas si pude dormir. No pude del todo".
No sé cómo fue tu lunes, pero así fue el lunes de Karl: entrenó con los Nuggets para llevarlos a una victoria por 12 puntos ante Portland la noche anterior. No se acostó hasta la 1 hs. Se levantó a las 5. Estaba en el hospital a las 6. Tuvo una cirugía en el estómago a las 6:30 hs, para colocarle el tubo por el cual muy pronto podrá consumir los únicos alimentos que le sean permitidos. Salió de la cirugía a las 7. Se hizo radiación a las 8. Volvió a su casa a las 10 y durmió una siesta. Luego comenzó a prepararse para el partido ante Minnesota.
Sus médicos han dicho que su cáncer es "tratable", pero como sobreviviente de cáncer de próstata en el 2005, él sabe que no hay ningún contrato firmado con este dragón. Aún así, se rehúsa a jugar el papel de víctima. "Nada de lo que hago es doloroso", le dice a la prensa.
Pero los jugadores saben que está mintiendo. Su voz es cada vez menos audible. Se hace difícil oírlo. Casi ya no grita. Y cuando uno tiene un equipo lleno de divas como J.R. Smith y Kenyon Martin, eso es difícil de creer.
"No creo que todos los muchachos conozcan todo lo que él está pasando", dice el base de los Nuggets Chauncey Billups, "Pero yo lo sé. (La madre de Billups es sobreviviente de cáncer). Hemos hablado mucho. Yo le digo 'cuídate. No te preocupes tanto por nosotros'. Pero él es muy testarudo. Realmente ha sido una inspiración para nosotros".
9:05 a.m. -- La enfermera oncológica le pregunta a Karl si hay algo que ella puede hacer por él.
"Bueno", intenta decir él. "Solo pienso que debe haber alguien a quien todos los pacientes puedan golpear hasta desmayarlo. Yo soy muy competitivo. Cuando me pongo violento simplemente quiero noquear a alguien".
No pueden darle eso, pero le han dado todo tipo de drogas para los dolores que está sufriendo. ("En una escala del 1 al 10 entre los tratamientos de cáncer más dolorosos", dice el hematólogo de Karl, el Dr. David Trevarthen, "éste es más o menos un 9"). Pero Karl se rehúsa a tomar las drogas, aún cuando el dolor le está ganando el partido por unos 40 puntos en este momento.
"¿Te has puesto el adhesivo de morfina?", pregunta la enfermera.
"No", dice Karl.
"Ya lo harás".
11:15 a.m. -- La bolsa de Erbitux está terminada, y también lo está Karl. Luce como un hombre que ha perdido una pelea con una cosechadora de trigo.
"No puedo ir a la práctica", susurra, cambiando sus planes del día. "No quiero que los jugadores vean estas manchas en mi piel. Eso los hará pensar negativamente".
Por apenas segunda vez en seis temporadas, Karl no entrenará a los Nuggets para un juego como visitantes. Y ahora no podrá decir adiós. El asistente Adrian Dantley tomará su puesto. Acostúmbrense.
Karl se pone de pie para salir caminando. Siente náuseas, y se aferra a la pared mientras gira por el rincón.
GEORGE vs. EL DRAGÓN, DÍA 18:
Miércoles, 10 de marzo, 7:05 a.m. -- Cuando Karl entra en la sala de radiaciones, luce como un tipo diferente. Alguien tocó un interruptor. Este Karl parece estar descansado. Éste parece estar sonriente, y puede hablar. "El adhesivo", dice, sonriendo con sorna. "Me siento muy bien".
La enfermera hace un gesto de complicidad.
Karl iba a reunirse con su equipo en Memphis hace dos días para entrenarlos, y luego entrenarlos nuevamente en Houston el lunes. "pero bueno, estoy sintiéndome tan bien que quizás vuele a Minnesota hoy mismo".
El Transformer lo va a convencer de que no lo haga.
7:35 a.m. -- Luego de terminar, Karl recibe una visita de su oncólogo, el Dr. Marshall Davis, quien llega vistiendo una gorra tejida. Él también tiene cáncer. Testicular.
El doctor es un fanático de los Nuggets y sabe que hay algo secundario en juego aquí, más allá de salvar la vida de George Karl, que es llevarlo de nuevo a la banca. "Creo que éste puede llegar a ser el año en el que ganemos todo", dice el doctor.
Karl no le discute. "Cuando jugamos bien, no creo que haya nadie en la liga que quiera jugar con nosotros.
Ambos planean los pasos siguientes. Tres semanas más de tratamiento. Las tres peores semanas. Y luego al menos tres (quizás cuatro) semanas más de cansancio total. Y luego (y solamente luego) quizás pueda entrenar nuevamente al equipo. Eso los pone en la semana del 26 de abril.
"¿Cuando es que se pone intensa la cosa?", pregunta el Dr. Davis.
" 20 de abril", dice Karl (aunque la postemporada comienza de hecho el 17 de abril).
Podría ser problemático.
Para cualquier otra persona.
"Espero que mi equipo esté listo", dice Karl. "Espero estar listo yo también".
8:30 a.m. -- Cuando estamos junto a su auto, le pregunto a Karl si tiene miedo de morir.
"Tengo miedo todos los días", dice. "Tengo miedo todo el tiempo. Pero mis hijos, mi familia, mi equipo de gente, todos me ayudan a seguir pensando positivamente".
¿Hay algo bueno que salga de todo esto?
"Sí, claro, muchas cosas. A veces, siento el sol en el rostro y me detengo a pensar 'caramba, esto se siente bien'. Nunca antes me detenía a pensar en el sol, ¿sabes?".
Karl parece irradiar luz al decirlo.
Imagino que hay otros tipos de radiación que le hacen bien a Karl.
Nota del editor: George Karl no se sintió del todo bien como para unirse al equipo en Minneápolis, Nueva Orleans, Memphis o Houston. Los Nuggets terminaron el viaje con marca de 3-1.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu mensaje: